La entrada aparecía elevada sobre el nivel de la calle y ornamentada por dos pilastras que enmarcaban la puerta. Se accedía por un corredor o vestíbulum. A veces podemos encontrar unos pequeños bancos de p
iedra en los que esperaban los visi
tantes o clientes a la espera de ser recibidos.
Tras el vestíbulo llegamos al atrium o patio, que constituye el centro distribuidor de la casa. La abertur
a superior recibe el nombre de impluvium y solía estar decorada con toldos o tejas ornamentales que recubrían las juntas y vigas. En el suelo encontramos el compluvium, que consta de una pequeña fuente y de un estanque que recoge el agua de lluvia.
En el atrio el dueño de la casa recibía las saluta
ciones de sus clientes, se celebraban las ceremonias de culto a los antepasados o se iniciaban los rituales del matrimonio. Así, en el patio encontraremos los lararium o capillas dedicadas al culto familiar con imagines maiorum o retratos de los ancestros más ilustres.
Alrededor del atrio se distribuían las
diferentes dependencias de la vivienda: el tablinum o archivo familiar, habitación reservada del paterfamilias, las habitaciones o cubícula
( a veces separadas las de invierno, ricamente decoradas, y las de verano ), el triclinium o es
tancia dedicada a comer. Esta última solía tener el doble de longitud que d
e anchura y en ella comían recostados los romanos. Otras estancias serían la biblioteca, la cocina, el sacrario o santuario religioso, la basílica o salón, las cenacula y el solarium (en un piso superior), retretes, baño,...
En la parte posterior de la domus
existía primero un hortus o huerto, que será sustituido más tarde por un perystilum o jardín, más de acuerdo con el gusto helenístico. Éste estaba rodeado de un pórtico con columnas que, con el tiempo, quedará reservado la actividad cot
idiana de la familia, pues constituía un espacio más tranquilo y aislado.
La insulae .Eran la viviendas urbanas de alquiler. Construidas en varios piso s de altura con materiales de dudosa consistencia, constituían la residencia de las clases populares. En duro contraste con la domus, las insulae eran poco confortables, oscuras y pequeñas. No tenían agua corriente ni retrete y las habitaciones, de pequeñas dimensiones, solían utilizarse para todo uso.
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La deficiencia en los materiales y la superpoblación de ciudades como Roma, hicieron muy frecuentes los derrumbamientos e incendios. Villae o casas de campo Eran residencias señoriales aisladas del ajetreo de la ciudad. En ellas los propietarios, que tenían casa en Roma, pasaban largas temporadas para recuperarse del cansancio de actividades políticas o militares. Dentro de una villa podemos diferenciar: - Villa urbana : es la vivienda destinada al dueño de la casa, normalmente acondicionada para el ocio de la familiar y adornada con gran lujo ornamental.
- Villa rústica - es la parte agrícola de la heredad, donde se encuentran tierras de labor, pastos y dependencias relacionadas con la explotación económica: cocina, establos, viviendas de los trabajadores, prensas, bodegas, lagares,....
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